Luego de las elecciones los análisis periodísticos son variados, aunque con un claro eje que como dice Mario Wainfeld, periodista de Pagina 12, “todo indica que las próximas semanas elevaran la temperatura y el vértigo. Seguramente, escalará la ofensiva de las corporaciones patronales contra el Gobierno.”
Los rumores de recambio en el gabinete nacional, es una alternativa que traerá oxigenación frente a los resultados electorales. Los seleccionados para abandonar sus carteras, serían Carlos Fernández, del Ministerio de Economía, Sergio Massa, de la Jefatura de Gabinete y el popular Guillermo Moreno de la Secretaria de Comercio.
Recambiar estos nombres es una medida importante para descomprimir la situación nacional. Pero la elección de los futuros ministros que rodeen a la Presidenta, deberá tener características diferenciadas y nuevas a la hora de seleccionar a los futuros colaboradores. El kirchnerismo no se rodeó de personas con protagonismo propio, por el contrario, pero en estos momentos los posibles designados deberán ser portadores de un alto perfil público que puedan contrarrestar la embestida de varios frentes y sectores que hoy conforman la contraparte del Gobierno.
Irresponsabilidad parlamentaria
El debilitamiento del oficialismo es innegable, solo lo podría beneficiar para el futuro una oposición dispersada, que a largo plazo agigantará esa diferenciación y que cada día aparecen más candidatos presidenciales.
El punto de quiebre es a corto plazo y el desafío fundamental del Gobierno se basa en mantener una gobernabilidad que le permita seguir manteniendo el timón de mando. Pero ahora, con una oposición fuerte, el equilibrio institucional depende de ambos lados. Ambos deberían garantizar que el gobierno no tenga las manos atadas, ni sea humillado y obligado a aplicar medidas de la oposición que se contraponen al modelo que este gobierno implemento desde 2003. Mantener la estabilidad económica y fiscal es algo que le conviene a todos, pero la cooperación nacional no es una acción que estén dispuestos a llevar a adelante los líderes de la nueva derecha que componen el peronismo disidente, y el radicalismo.
Esta encrucijada en la historia Argentina no a terminado bien, el espíritu democrático partidario no se ha caracterizado por la sensatez y frente a iguales circunstancias, la salida más fácil para apoderarse del poder, siempre fue un desmadre institucional y una catástrofe que lamentablemente recae en el pueblo.
Modelo que incomoda al mercado
Por estos días resuenan nuevamente los reclamos de la Mesa de Enlace, quien es el factor común que concentra la unidad de la oposición. Son muchos los que, como Felipe Sola, ya impulsan la suspensión de las retenciones, lo que desfondaría las arcas del Estado. A la representatividad parlamentaria que los ruralitas, hay que sumar sus viles estrategias para extorsionar y desabastecer al país en post de lograr su cometido, respaldando estas acciones incluso por el respaldo de la opinión pública.
Las cooperaciones industriales también aprovechan la estocada. Y según lo publicado por Wainfeld, “piden un dólar a 4.30 y como la emergencia ya pasó hay que volver a la normalidad”
Esa normalidad de la que hablan los empresarios argentinos representantes de UIA y AEA es volver a tener un Poder Ejecutivo sumiso.
Y no esconden hacer comparaciones al respecto y rememorar los años felices; “Kirchner era necesario frente a la debacle del 2001, pero eso ya pasó. Volvamos a los tiempos donde Duhalde nos consultaba cualquier decisión, a Menem que nos invitaba a Olivos y hasta a las festicholas.” Incluso nombran los últimos tiempos de Raúl Alfonsín y de Fernando de la Rua.
A las cúpulas empresariales les encantaría que la CGT dejara de ser conducida por Hugo Moyano, añoran los tiempos donde todo era moderado, sin tantas exigencias que favorezcan los derechos de los trabajadores.
Todas estas apreciaciones saldrán a la palestra durante este largo invierno, aunque el común de las personas que votaron el último 28 de junio estén alejadas y desentendidas de estos entretelones. El triunfo en el raiting del programa “El último pasajero” frente a los comicios nacionales es una muestra del desinterés popular.
Los medios de comunicación también enviaron sus recomendaciones al gobierno, y la nueva ley de medios que perjudica económicamente a los grades grupos mediáticos argentinos parece quedar en stand by. Los monopolios mediáticos parecen haber logrado frenar las intenciones del Gobierno nacional, pero tanto esmero por momentos, ha puesto en evidencia su posición en este juego de intereses.
Sumado a ello el comportamiento similar en le resto del continente, por parte de los grandes grupos de poder, hace más evidente su gatopardismo imperial.
Postura que socava a todos los gobiernos inclinados a la centroizquierda, populistas o nacionales de América del Sur. Honduras muestra al que quiere ver, que las derechas latinoamericanas están renaciendo, erosionando el sistema democrático de la región, como en otros tiempos.
Quizás la calma con que la población recibió los resultados electorales sea un mensaje oculto, un signo de reflejo inconciente de una sociedad bastardeada y saturada de tanta manipulación. Signo que tanto oposición como oficialismo deberían prestarle atención. Quizás en esa postura este una nueva postura frente a los desestabilizadores que defienden un solo interés el propio y que representa a las multinacionales que benefician.
martes, 7 de julio de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario