viernes, 12 de marzo de 2010

MULTITUDINARIO ACTO EN FERRO

Se me caen las lágrimas no sólo porque la amo sino porque la admiro”, contó Néstor Kirchner con el tono de quien hace una revelación muy íntima. Había bajado un poco la voz. “Me siento orgulloso de la compañera que tengo y de la Presidenta que tienen los argentinos.” El comentario fue escuchado en vivo por miles de personas. Su imagen se multiplicaba en las pantallas gigantes; sus palabras eran transmitidas a buen volumen por los parlantes. La confesión de Kirchner venía a completar un reconocimiento a la capacidad de enfrentar problemas demostrada por su esposa. “Yo la llamo Cristina Coraje, porque todos los días está poniendo lo que tiene que poner. Ella debe soportar el agravio y la ingratitud de aquellos que mejoraron muchísimo con el modelo.” Los elogios a su mujer se repetirían a lo largo del discurso. “Si no fuera por el coraje de nuestra Presidenta el país estaría paralizado y millones de trabajadores, en problemas”, subrayó.
En su intervención, Kirchner defendió la decisión de pagar deuda con reservas y aclaró qué quiso decir cuándo habló de gobernar hasta 2020: “No hay destinos individuales, la política es construcción colectiva.” Tampoco se olvidó de los “grupos mediáticos concentrados”, a los que consideró responsables de intentos de desestabilización.
En contraste con los elogios a la Presidenta, el santacruceño dedicó varios párrafos a los bloques legislativos de la oposición. Los acusó de poner en práctica una “máquina de impedir”. También los criticó por evadir el debate con la titular del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, al rehusarse a hacerle preguntas tras su descargo en el Senado. “Yo creía que querían un Parlamento sin mayorías para abrir el debate. Porque ellos son los que se preocupan tanto por las formas. Pero al lado de esta gente, somos un jardín de infantes”, lanzó desde el micrófono. La crítica a la actuación de los partidos opositores en el Congreso fue festejada por los manifestantes; la acompañaron con una serie de cantitos bastante duros: “La oposición/ la oposición/ se va a la puta/ que los parió”, entonaron desde el campo del estadio de Ferro. Kirchner pidió evitar los insultos.

Hacia el final de su mensaje convocó a todos los sectores políticos a “dar los debates” con un tono bastante contemporizador. “Les pedimos que reflexionen, que demos todos los debates que haya que dar, porque de los debates salen las síntesis renovadoras. Tenemos que tender puentes de plata que permitan una mayor convivencia”, dijo. “Les pedimos que no se enojen tanto, que no se pongan nerviosos”, agregó. La apelación a la palabra “nerviosos” despertó sonrisas entre la multitud. A juzgar por los ademanes que se podían ver entre los manifestantes, esa frase fue interpretada como una ironía, una cita indirecta al latiguillo que Kirchner usó en la campaña para las elecciones del año pasado y que llegó a convertirse en marca registrada del personaje que solía imitarlo en el programa de Marcelo Tinelli. Desde las tribunas y el césped festejaron con un cantito ya bastante conocido: “Llora la Gorda Carrió/ el Colorado también/ Néstor va a volver/ con la Jotapé”,

De camisa blanca y de visible buen humor, Kirchner terminó su discurso nombrando a los dirigentes que habían tenido una participación importante en la organización del acto. Mencionó por supuesto a Emilio Pérsico –jefe del Movimiento Evita, principal convocante de la jornada– y también a Daniel Scioli, Hugo Moyano y Edgardo Depetri. El gobernador bonaerense, el secretario general de la CGT y el dirigente de la CTA habían sido elegidos como oradores con la intención de que quedaran representadas todas las vertientes que forman parte del oficialismo. “Son tres compañeros que sintetizan lo mejor de este proyecto”, se los había presentado desde el micrófono. Antes de que comenzaran los discursos se proyectaron dos videos documentales referidos al 11 de marzo de 1973, una fecha muy recordada en la historia del peronismo: ese día triunfó la fórmula Cámpora-Solano Lima poniendo fin a dieciocho años de proscripción del peronismo.

El candidato

El helicóptero blanco sobrevoló el aire de este a oeste. Los manifestantes miraron al cielo, muchos saludaron hacia arriba haciendo la V. El helicóptero traía a Kirchner al estadio de Ferrocarril Oeste, aterrizó en un espacio abierto aledaño a la cancha. En ese momento la calle Avellaneda estaba ocupaba por una larga fila de columnas de manifestantes que superaba la cuadra de extensión: eran los que habían llegado a último momento, confiados en que se podría ingresar al terreno de juego una vez comenzado el acto. Pero las previsiones superaron los pronósticos más optimistas, y cuando el campo se completó, los organizadores decidieron cerrar las entradas a la cancha por razones de seguridad. “Acá hay más de 35 mil y afuera otros 35 mil”, informó antes de comenzar los discursos el diputado bonaerense Fernando “Chino” Navarro, dirigente del Movimiento Evita y presentador del acto.

Los asistentes componían una multitud heterogénea –con predominio de los movimientos K, aunque también se vio bastante gente suelta – que escuchó a Kirchner casi con devoción. Algunas imágenes hasta eran algo cómicas. En las primeras filas se veían gestos que parecían reforzar algunas definiciones del ex presidente. Un puño que se revoleaba por el aire, un grito oportuno de “¡vamos, carajo!”, un pingüino inflable que aparecía de la nada en el momento justo. Entre la multitud también se veían improvisados carteles pintados a mano. Parecían haber sido traídos por manifestantes sin vinculaciones orgánicas y motivados por el avance de la oposición en el Congreso: “Ni traidores ni contreras podrán doblegar a este gobierno popular”, “Mercedes se queda”, “Defendamos a Néstor y Kristina de la infamia.”

El acto fue organizado por el Movimiento Evita, luego se fueron sumando otras agrupaciones y sectores del oficialismo. Tanto en el campo como en las tribunas se vieron banderas de la JP Evita, JP Descamisados, La Cámpora, Frente Transversal, Corriente Martín Fierro, Peronismo Militante, Corriente 26 de Julio, Juventud Peronista, Segundo Centenario, JP de Moreno, entre otras organizaciones. La diversidad de agrupaciones y colores de las banderas dejó en evidencia que el estadio de Ferro se había podido llenar con más de 40 mil personas sin que aportaran demasiado las intendencias del conurbano. Ayer, por lo que se pudo comprobar a simple vista, hubo muy pocas columnas que respondieran a intendentes del Gran Buenos Aires. Sólo movilizaron Quilmes –el jefe comunal Francisco “Barba” Gutiérrez fue uno de los que más empeño puso en la convocatoria–, San Fernando, Ensenada, Avellaneda y Moreno.
Ante esa pluralidad de espacios y movimientos, en lo que pareció una resurrección de la idea de transversalidad, Kirchner defendió el uso de las reservas del Central (“no están allí para ser adoradas por los grupos económicos concentrados”), exhortó a desarrollar un proyecto estratégico que permita llevar la participación de los trabajadores al 50 por ciento del PBI y propuso imitar el ejemplo frentista de aquel Frente Justicialista de Liberación de 1973. Lo definió como “un peronismo abierto, frentista, que incorpore a otros sectores del espacio nacional y popular”.
Por Martín Piqué Pagina 12

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